Doble venganza by Andrew Peterson

autor:Andrew Peterson
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
publicado: 2016-03-07T23:00:00+00:00

Nathan ya había viajado en un Lear y, vestido tan solo con unos vaqueros y un polo blanco, se sentía poco equipado. El Learjet 60 XR, con sus veinte metros de largo, era espacioso y permitía estar incluso de pie. A ambos lados del fuselaje se alineaban dos filas de asientos individuales de piel, la mitad de ellos encarados. El tercio trasero de la aeronave estaba acondicionada como oficina, con una mesa y dos sillas, una a cada lado. Cerca de la parte posterior se abría una pequeña puerta que daba paso al baño, un poco estrecha para un hombre de su tamaño pero practicable. El piloto y el copiloto se presentaron como agentes especiales Jenkins y Williamson, respectivamente. Jenkins lucía cuatro galones de capitán en el hombro y Williamson, el primer oficial, otros tres. Nathan dedujo que los dos tenían instrucción militar, en la Armada o en las Fuerzas Aéreas. A los dos los traicionó el lenguaje no verbal al estudiar el rostro de su nuevo jefe.

—Discutí con una motosierra y perdí —dijo Nathan para aliviar la tensión.

—Debió de ser una buena discusión —contestó Jenkins—. ¿Adónde vamos?

—Al aeródromo de Fort Leavenworth, Kansas.

Los dos pilotos se cruzaron una mirada fugaz.

—Lo compruebo —dijo Williamson.

Desapareció en la cabina y regresó al cabo de veinte segundos con una carpeta negra. Se puso a buscar una página…

—Aquí está, Aeródromo Militar Sherman. Parece ser… un aeródromo de uso civil y militar. La pista tiene dos kilómetros. Estamos listos, nos sobran ciento cincuenta metros para la carrera de despegue —dijo sonriendo—. No debería haber ningún problema.

—Pónganse cómodos —dijo Jenkins señalándoles el interior de la aeronave con una mano—. Como pueden ver, no hay servicio de vuelo, así que sírvanse ustedes mismos las bebidas. Confío en que sepan encontrar lo que les apetezca.

—Nos apañaremos —dijo Nathan—. ¿Duración prevista del vuelo?

—Unas tres horas. Una vez en el aire, todo dependerá de los vientos.

—Se les presenta un trabajo interesante —dijo Henning.

—Estamos encantados. Para ser sinceros, es un placer no llevar siempre al director. Está bien variar. —Bajó la voz y miró a su alrededor como si fuera a desvelar un secreto—. No es muy simpático.

—Eso he oído —dijo Nathan.

—No somos estrictos con los cinturones, pero mejor que se los abrochen para despegar y aterrizar.

—¿No nos explican al menos los protocolos en caso de emergencia? —preguntó Nathan.

—Ya saben, salidas de emergencia… ese tipo de cosas.

—Vamos a ver —dijo Jenkins—, si nos estrellamos, habrá muchas salidas.

Nathan sonrió, le caían bien aquellos dos.

—Nathan es piloto de helicóptero —añadió Henning—, tiene un Bell Jet Ranger.

—¿De veras?

Nathan gesticuló sin responder.

—Siempre he querido saber de helicópteros.

—¿Es cierto que su padre es Stone McBride? —preguntó Williamson.

Jenkins intervino.

—Se supone que no lo sabemos.

—Ah ya, claro… ¿Puede… eh… olvidar que se lo he preguntado?

Vaya par de personajes. Nathan confió en que el vuelo se lo tomaran más en serio.

—Respondiendo a su pregunta, sí, es mi padre.

El primer oficial le dio un codazo al capitán.

—¿No deberíamos saludar o algo?

Negando con la cabeza, Nathan tomó asiento mirando hacia delante y se abrochó el cinturón.

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